¿Hacia dónde vamos?
Me pregunto esto seriamente, y en especial el día de hoy, mientras llegan a mi oído las notas de
canciones para mi melancólicas, y a la vez agradables a mi mente. Tal vez sea
la música lo que me obliga a escribir, a echar estos pensamientos, que
perturban mi andar, en una forma de decir. Tal vez sea todo lo que me tocó vivir, todo lo que siento, lo tengo, y no tengo, todo lo que nos toca vivir; pero
solo es un instante en el que mis dedos inspirados se dejan llevar. La pregunta
me llega en un tiempo en el que el odio se ha apoderado de nosotros, hasta un punto
tal en el que la ficción se ha hecho más fuerte que la realidad, o tal vez mejor
dicho ella sea la realidad hoy en día.
Noto que está de moda
el buscar la culpa en el otro, gastar cada gota de energía en encontrar el
error ajeno, en vez de alcanzar una solución entre todos. ¿No tenemos cada uno
de nosotros parte de responsabilidad? Por más chica que sea, todo tenemos en
nuestras manos la posibilidad de hacer una patria mejor, un mundo mejor. Y eso
lo tenemos que tener presente de una manera sólida en nuestras mentes; claro
que el gobierno y las autoridades tienen una responsabilidad mayor, o una
posibilidad mayor de lograr esta meta, pero también nosotros, cada uno de
nosotros, y me incluyo.
Y ahora, ¿Qué del
amor? ¿Acaso es algo que se ha borrado a través del tiempo? El amor está
presente entre nosotros, pero se nos presenta disfrazado, tratando de engañarnos, y a la vez nos engañamos nosotros
mismos, ¿Acaso nosotros no nos dejamos llevar por lo material, la codicia, y
nos volvemos ciegos a las necesidades ajenas? Por supuesto que el amor está, y
hay muchos que mueven amor, pero el odio, la violencia y tanto otro se hace
notar más.
Amo a mi patria, y
sufro por ella cada día, sufro por los que mueren de hambre, de enfermedades,
los que no alcanzan a cubrir sus días, sus sueños. Y en este momento, un
lágrima entre mis mejillas, se pinta de un celeste y blanco, y ruego a cada
argentino, que luchemos juntos, sin mirar nuestras diferencias, y juntos
tratemos de alcanzar la gloria, tan anhelada por nuestros padres próceres.
Un canto desesperado,
y a la vez esperanzado, Porque ¿Qué es de la vida sin la esperanza?; Me
despido, y un saludo especial a mi Patria y Matria.
Juan Manuel Costantini